21 octubre 2007

El poder curativo de los idiomas co-oficiales

El poder curativo del euskera

Doctor Juan Casado Flores (Hospital del Niño Jesús; Cuidados Intensivos Pediátricos) - Madrid - 20/10/2007


Recientemente he participado, como experto, en el tribunal para seleccionar a los médicos pediatras especializados en niños críticamente enfermos de los hospitales públicos del País Vasco. Me ha sorprendido el baremo que, obligatoriamente, por indicación del Gobierno vasco (oferta pública de empleo del sistema vasco de salud, resolución 1082/2006), tienen que aplicar todos los tribunales que eligen a los médicos de cualquier especialidad de esta comunidad autónoma. Por ejemplo, conocer el euskera son 16 puntos, mientras el inglés, un máximo 2 puntos, aunque paradójicamente los avances en los conocimientos médicos se publiquen casi el 100% en inglés, 0% en euskera; todas las publicaciones científicas y ponencias a congresos, un máximo 4 puntos; haber recibido todos los cursos y entrenamiento posibles, un máximo de 6 puntos; ser catedrático de universidad en la materia, 1,20 puntos. En definitiva, un médico especialista que sepa euskera (siendo deseable tener este conocimiento), pero sin ningún otro mérito, tiene muchas más posibilidades de ser elegido para ocupar una plaza fija de médico especialista que el médico con mayor experiencia y reconocimiento en su área. Desconozco si la población vasca está informada de este sistema de selección que prima conocer el euskera sobre la experiencia para operar o diagnosticar a un paciente. Esta endogamia lingüística tendrá, sin duda, repercusiones negativas sobre la salud de la totalidad de la población, porque lo que ésta precisa es ser tratada por los facultativos más capacitados y mejor entrenados, independientemente de que sepan o no euskera. No alcanzo a comprender las causas por las que los usuarios, sindicatos y las asociaciones profesionales no protestan por esta forma de selección

No sólo es en Euskadi

Sebastián Fernández Izquierdo (Médico neurólogo) - Alicante - 21/10/2007


Al hilo de la reflexión y comentarios que se plantea Juan Casado Flores en su magnífica carta El poder curativo del euskera, debo decir que no es sólo en Euskadi donde se manifiesta esta increíble y paradójica circunstancia.


En la Comunidad Valenciana, en las convocatorias oficiales para cubrir plazas de médicos de la sanidad pública, se valora más el conocimiento de valenciano que el hecho de poseer un título de doctor, por ejemplo. Conocer valenciano es el mérito más valorado, con mucho, para cualquier oposición a puestos en la Administración, incluyendo la sanidad. Cualquier profesional sanitario con oposición a la vista, imaginen cuál es la materia a la que dedica su estudio y esfuerzo: el conocimiento de valenciano. ¿Los conocimientos profesionales? Eso es lo de menos. No sé lo que ocurrirá en otras comunidades con lengua propia, como Cataluña, pero puedo imaginarlo.

Y ahora volvamos a Euskadi. Imaginen a un médico pediatra extranjero, de cualquier otro país, sin ninguna experiencia, sin ningún mérito y sin conocimiento de castellano. Hace un curso de euskera y pasa por delante de un catedrático "español" con sobrados méritos y experiencia. Seguramente, a los niños que se debaten entre la vida y la muerte en una unidad de críticos pediátrica les interesa mucho si su médico sabe euskera. ¿Qué les parece? Pues esto es lo que hay. Estamos llegando a unos extremos de absurdo que ni el más disparatado guión de una película de los hermanos Marx alcanzaría.

Para finalizar, una pregunta y una reflexión: si en determinadas comunidades autónomas coexisten dos lenguas oficiales, ¿por qué no otorgar los mismos méritos a ambas, es decir, por qué no dar los mismos 16 puntos en Euskadi a quien habla castellano, que es la lengua cooficial? Y la reflexión: si la política lingüística de las autonomías con lengua propia nos está llevando a este increíble nivel de estupidez, alguien debería plantearse con absoluto rigor y seriedad qué sentido tiene esto de la España de las autonomías.

13 octubre 2007

Rajoy suspende historia

10 octubre 2007

CARTAS AL DIRECTOR
Rajoy suspende historia
Antonio Jiménez Jiménez, Madrid

Confieso que me produce un enorme sonrojo que el líder de la oposición (cargo que me parece importantísimo) sepa menos historia de España que algunos alumnos a los que he suspendido. En primer lugar, confunde nación (sentimiento de identidad comunitario que tarda siglos en gestarse) con Estado. Los alumnos de 2º de ESO se examinan de estos dos conceptos y los diferencian perfectamente. ¿Cómo puede decir que España es una nación de más de 500 años? Hace 500 años se creó una unión territorial parecida a la España actual, gracias al matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Pero sólo era una unión dinástica. La Concordia de Segovia establecía que cada reino conservaba sus leyes, lenguas, costumbres, instituciones políticas, banderas e incluso fronteras. Dudo mucho que existiera nación ninguna en un Estado con cuatro Cortes diferentes, fronteras interiores y multitud de culturas (cristianos, judíos, mudéjares...). Los Reyes Católicos nunca usaron el título de "Reyes de España" por la sencilla razón de que no existía.
Dice usted que somos la nación más antigua de Europa. No sé de dónde saca esto, pero si observa un mapa del siglo XV podrá apreciar que ya existían Francia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Inglaterra, Hungría y Portugal, por poner sólo algunos ejemplos. Estos Estados ya estaban territorialmente configurados desde mucho antes que nosotros y utilizaban denominaciones y símbolos semejantes a los actuales. Los Habsburgo mantuvieron el mismo modelo de Estado (un solo rey y muchos reinos con cortes y leyes separadas). Hay que esperar hasta el siglo XVIII para encontrar la España actual, tras los Decretos de Nueva Planta de Felipe V que eliminan los antiguos reinos de la Corona de Aragón. La bandera y el escudo actuales fueron diseñados en el reinado de Carlos III, también en el siglo XVIII.
Yo quiero a mi país y me gusta su historia y su diversidad, sin necesidad de exagerar sobre su antigüedad.