Artículo Publicado en el Heraldo de Aragón el jueves 17 de marzo del 2005.
Al acabar la II Guerra Mundial y asumir Estados Unidos el papel de superpotencia, Washington diseñó una estrategia para asegurarse el aprovisionamiento de petróleo. Fue, y lo sigue siendo, una de las prioridades de la Casa Blanca porque sin el oro negro, EEUU se apagaría como un motor que se queda sin gasolina. Así, montó una poderosa red de bases militares que van desde el Pacífico hasta Rota pensando sobre todo en defender las reservas estratégicas del Golfo
Pérsico y Oriente Medio. Ahora, el presidente Bush también está inmerso en una batalla silenciosa por mantener el control sobre las mayores fuentes de energía. Grandes potencias y potencias emergentes, como Europa, Japón, China o la India, se las disputan porque necesitan
asimismo asegurar el petróleo con el que funcionar durante las próximas décadas.
También en España asistimos en la actualidad a una batalla igualmente discreta por el futuro energético. Ciertamente no tiene la envergadura de la pugna internacional que se libra sobre las reservas del mar Caspio o de África, pero sí que es fundamental para diseñar el mapa de la electricidad y el gas en la Península. Aunque por ahora el debate no ha saltado a la calle, los movimientos de unos y otros se observen con el máximo interés en Madrid y en todos los gobiernos autonómicos.
El hecho de que La Caixa haya decidido entrar en el consejo de Endesa después de cinco años controlando el 5 por ciento de la eléctrica todavía no ha generado reacciones en Aragón, acaso porque es una pretensión legítima y aparentemente poco trascendente. Sin embargo, su trascendencia estratégica para la Comunidad es de primer orden por los intereses políticos y económicos que la rodean. Ya se sabe: La Caixa, como le ocurre al F.C. Barcelona, es más que una entidad financiera porque, aunque las cajas de ahorro son entidades privadas, mantienen
importantes lazos políticos.
La Caixa es el primer accionista tanto de Repsol como de Gas Natural. En consecuencia, ya hace años, la gasista estudió una posible operación sobre Endesa (de la que la caja catalana es el segundo accionista, por detrás de Caja Madrid, que tiene una participación del 5,3 por ciento) por una evidente sinergia: el 70 por ciento del precio final de los kilowatios producidos en las centrales de ciclos combinados (tecnología por la que apuesta España en la actualdiad)
depende del precio del gas. No obstante, Gas Natural desechó entonces la operación porque políticamente no tenía respaldos. Ahora, las cosas han cambiado. En la Moncloa hay un gobierno que cuenta con el apoyo de ERC; el ministro de Industria, José Montilla, es el segundo secretario
del Partido Socialista de Cataluña; y, por último, en Barcelona gobierna el tripartito con Maragall a la cabeza. Precisamente el presidente de la Generalitat es el primer defensor de crear una gran
empresa energética catalana. La Caixa es la clave para hacer realidad ese sueño.
El reciente desembarco de La Caixa en Repsol y la sustitución de Alfonso Cortina por Antonio Brufau es la última evidencia de que, como ya anunció Ricardo Fornesa, la cartera de inversiones industriales de La Caixa se concentrará en las que la entidad mande.
Ciertamente, el PSOE apoyaría en Madrid una operación que supusiera la salida del turolense Manuel Pizarro de la presidencia de Endesa porque ya se ha visto cuáles son sus intenciones con el fallido asalto de Sacyr al BBVA. Tanto Pizarro, como Francisco González (BBVA), Alfonso
Cortina (Repsol) y César Alierta (Telefónica) se encargaron de la gestión de las grandes empresas privatizadas en tiempos del PP. Pero, al margen de estas maniobras políticofinancieras, lo que más inquieta en el Pignatelli y en otros centros de poder zaragozanos es que el control por parte de La Caixa de una gran empresa energética hipoteca el desarrollo de Aragón. ¿Cómo congeniar los intereses nacionalistas de ERC en el gobierno catalán con los intereses de Aragón por desarrollar sus comarcas más pobres con inversiones en
infraestructuras eléctricas? Endesa anunció ayer que este año gastará casi 136 millones de euros en la mejora de la red de distribución en Aragón. Aunque esta Comunidad representa el 8 por cierto del total de clientes en España, la inversión supera el 13 por ciento del total.
¿Se mantendrá esta tendencia inversora en una región tan extensa si Endesa pasase a formar parte de una conglomerado controlado por La Caixa y teledirigido por la Generalitat?
jjrueda@heraldo.es
21 marzo 2005
Hipotecas Energéticas por José Javier Rueda
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