23 julio 2005

A Garzón se le fue la mano

ALGO se mueve en la Audiencia Nacional, precisamente ahora que su más famoso juez, Baltasar Garzón, se encuentra ausente disfrutando de una especie de año sabático. En aplicación de la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que entiende como grupo terrorista el que se trate de un grupo armado que tenga por objeto cometer delitos, la Sección Cuarta de lo Penal de esa Audiencia ha determinado que los procesados por su pertenencia a Jarrai-Segi-Haika han cometido acciones ilegales y les ha condenado por ello a las penas correspondientes, pero no admite que se trate ni de acciones terroristas ni de pertenencia a grupo terrorista.Baltasar Garzón protagonizó espectaculares operaciones judiciales en base a una teoría que ha quedado desmontada por la sentencia de la Audiencia Nacional: todo lo que de alguna manera coincide con los fines ideológicos de ETA es ETA. Y, según esa teoría, abrió el macrosumario 18/98 por el que centenares de ciudadanos fueron detenidos, encarcelados preventivamente y procesados bajo la acusación de terrorismo. Según esa teoría fueron cerrados medios de comunicación e imputadas editoras, distribuidoras y empresas varias. Por esa misma alucinada teoría, amplificada por partidos políticos y medios de comunicación, se abrió la veda de criminalizaciones como círculos concéntricos, se ilegalizaron ideas y llovieron las incriminaciones sobre presuntas complicidades, connivencias y coincidencias. Por esa teoría el aire político se hizo irrespirable y sus consecuencias aún impiden un proceso de normalización en el País Vasco. Todo ello, sin comenzarse aún a dirimir en juicio el famoso macrosumario 18/98 con el que el proceso Jarrai-Segi-Haika estaba relacionado.Vista la sentencia de este juicio, la teoría de Garzón se derrumbará como un castillo de naipes. Mientras tanto, políticos y medios que durante todos estos años han aplaudido este disparate reprimen a duras penas su decepción. Algún periódico de tirada estatal publicaba ayer en portada la foto de los tres jueces autores de la sentencia acompañadas de un comentario peyorativo sobre su trayectoria profesional. Mal perder se llama a eso. Mientras tanto, Garzón, ausente, quizá se esté pensando si le merece la pena volver.

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